viernes, 25 de septiembre de 2015

Los best seller: ¿Demonios corrompe juventudes o introductores a la lectura?


Dentro de los parámetros del team black y el team white, que en esta vida generan polémica, más cuando quieren decidir cómo debemos llevar nuestras efímeras vidas,  rezan que la lectura de best seller o es de plano corrosiva-corrompementes o puente vinculatorio con los que viven sin leer, para que vean por fin la luz y se inmersen en el universo de las letras.

En un mundo de consumismo y necesidades variadas para la cantidad ingente de humanos que poblan la tierra, cabe recordar que no hay sólo uno o dos matices, sino varios que lo mismo pueden ser grises o  también coloridos. Vaya que ya el dicho popular lo menciona ¿no?, "Para Gustos, colores".

Si me he perdido en la ociosidad de este tema, es nada menos que por eso precisamente. El ocio. Ése mismo que puede patrocinar buenas borracheras o los peores delitos del mundo mundial. Ergo, ¿Es necesario dilucidar si la lectura best selleriana es o no malévola? Francamente no. Esto se puede ceñir a lo básico. Necesidades.

Maravilloso es para quien un Soneto de Sor Juana le trae vívidas fantasías, como para el que Harry Potter llevó hasta Inglaterra a un tren con un vagón tildado de 3/4, dispuesto a comenzar clases en la escuela de magia más genial desde los tiempos de Merlín. El consumo de lo que leemos esta ante todo ligado a nuestras necesidades sensibles.

Hay quien compara la lectura como la comida y hablan de gourmet y tal, como si el arte tuviera pedigree, al que no accede lo comercial. Y podemos perdernos entre comparativas con el café de excelencia y uno de procedencia más humilde, sin embargo, ambos cumplen un propósito, ya sea mantenerte despierto, cumplir un placer o llenar la barriga.

Ni la llamada Literatura, - ésa que dicen que va con la l mayúscula- ni los best seller son mejores o peores. Quizá si la composición de uno sea más tardado que otro, pero contenido aparte, la vida, su sentido de ser, se lo otorgan los lectores. Aun el libro más intenso del mundo se torna en nada, sin una persona que lo lea, que le otorgue ese sentido de comunicar una idea. Por tanto sería agradable deshacerse de casilleros y gozar la lectura por lo que es, lo que te dé, lo que añada a tu vida.  Así como dejar de satanizar todo aquello que genere ganancias. (Que yo sepa los escritores tienen que pagar cuentas y comer igual que otros).

Que si hay fórmulas repetidas en los grandes títulos de venta, puede, pero también hay inteligencia en brindar lo que un gran número de personas requiere y con lo que se identifica. Incluso, con lo que le evite de -cierto modo-, sentirse sólo.

No todo libro, por buenas que sean las críticas, es para todo el mundo (o conmueve a todos). Cada quien pasa por esta existencia produciendo, consumiendo o viviendo como mejor le place y más le da.

¿En qué quedamos entonces? Simple, no son del todo lo primero pero si un algo de lo segundo, según se vea y se crea.

En vez de perder tiempo en ponderar que si uno es "más mejor" que el otro, cual si fuésemos niños peleoneros, mejor busquemos lo que nos mueve al leer y acompañemoslo con una taza de café (o té...  lo que te agrade). El tiempo es poco y es más rico pasarlo viajando entre páginas.


Besos en los bigotes, Pol


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